sábado, febrero 26, 2011

Un lectura política del fracaso de Ricardo Meruane

Ayer el monstruo de la Quinta Vergara tuvo el placer culpable de devorar una vez más en el marco del Festival de Viña del Mar a una nueva víctima. Esta vez le tocó al humorista Ricardo Meruane. Fue una sorpresa pues el público había salvado hace pocos días a otro humorista, al cual sí se esperaba fuese devorado por el respetable. Pero las circunstancias de la vida dijeron otra cosa.
Tuvo la mala fortuna de aparecer tras uno de los mejores shows que se ha visto en el Festival, Sting acompañado de la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Chile. El punto es que el público quería más y que fuese satisfactoriamente destacada la orquesta chilena que lo acompañó. Eso no lo percibieron los animadores e hicieron como si nada y siguieron con el espectáculo, en medio de enormes rechiflas del público.
Partió muy nervioso, sabiendo que la concurrencia quería otra cosa y su ánimo era conflictivo. Aún así hubo un breve momento en que la gente se silenció y estuvo atenta, como un animal que acecha a su víctima. Pero no. Una y otra vez formuló chistes que no hacían reír a nadie o que en mejor de los casos recurrían a lo simplón o a la "cintura para abajo". Unos eran peores que los anteriores. No cambió su rutina, sólo llegó a ironizar o a apelar al patrioterismo. Estrategias que no fueron aceptadas. Hasta que finalmente la dirección del Festival optó por sacarlo en medio de una cortina musical, pues el suplicio ya era insufrible para todos.
Al bajarse no tuvo autocrítica. No halló nada mejor que echarle la culpa al artista anterior. Y con desenfado planteó que "era una rutina probada", que había hecho reír a públicos de otros escenarios.
No les parece que una y otra vez hemos visto fracasar a políticos que fueron capaces de entender que esa rutina que había sido exitosa para ellos y el país, tal vez ya no lo es? Tampoco se trata de ser lo que uno no es. Meruane no era Sting y por más que lo intentase no lo podría imitar y seguramente cualquier intento de hacerlo sería desastroso.
Pero los grandes, sí son capaces de dar vuelta escenarios terribles que parecen invencibles. Cómo lo han hecho? Escuchando en primer lugar. Estando atentos a lo que quiere la gente y a lo que dice incluso con sus silencios, aunque parezca contradictorio. Estudiando, en segundo lugar, elaborando propuestas, ideas, alternativas y no quedar pasmado porque la gente no se rió con los primeros chistes. En tercer lugar, ser capaz de adaptarse a las circunstancias, sin echar la culpa al que estuvo antes por las propias incapacidades, con actitud autocrítica. Rodearse de aduladores que se ríen de los chistes más fomes es siempre antesala de una contundente caída. Tampoco se trata de recurrir al manoseado recurso patriotero, que en definitiva siempre apunta a hacernos creer que todo se justifica para los "nuestros" y no para "los otros", otra forma de no hacerse cargo, ni a buscar lo bueno donde éste se encuentre. En cuarto y último lugar, los grandes líderes si bien apelan a los sentimientos, son capaces de proponer un proyecto atractivo por el cual vale la pena quedarse a ver el espectáculo y si nos piden involucrarnos lo haremos con gusto. Y son capaces de entender cuando es la hora de retirarse con dignidad.
No hacerlo, es exponerse a que un día un monstruo lo devore de un tirón, y eso será sin ningún decoro.

Leopoldo Quezada R.