miércoles, septiembre 10, 2014

Carta abierta a un terrorista

Carta abierta a un terrorista

¿Como iniciar una carta abierta a un terrorista? A alguien a quien no estimo, a quien cuyas acciones repudio enérgicamente, y a quien no me interesa tener de amigo. Solo por formalidad iniciémosla con un "A quien corresponda".

A quien corresponda:

Sí, me refiero a usted o a ustedes, a quienes colocaron la bomba en el Metro Escuela Militar el 8 de septiembre. No sé si son de extrema derecha o de extrema izquierda. Desconozco si quieren apurar las reformas o rechazarlas.  Me importa un bledo. Solo tengo claro que son asesinos, psicópatas, que no tienen ningún escrúpulo en herir o matar a trabajadores de mi pueblo. No me vengan con el cuento de la causa revolucionaria, porque uds son revolucionarios de pacotilla. No tienen la hombría de dar la cara o de reconocer sus acciones. Dan vergüenza.

¿Saben lo que son? Enemigos de mi patria. No son luchadores de causas justas. Son niños criados sin afecto, que odian todo lo que les recuerde a sus padres y a la autoridad. Vuelcan sus energías hacía la destrucción. No son capaces de construir nada. No pueden proponer un Chile más justo, porque todo les irritará. Jamás gobernaran porque solo se unen para destruir.

Se sienten satisfechos porque tienen 5 minutos de fama. Ilusos. No crean que porque medios patéticos como La Segunda les hagan el juego, van a lograr acabar con nuestra democracia o intimidar al pueblo. Para nada. Nuestra democracia es imperfecta, nuestra economía es desigual, estamos llenos de defectos, pero somos infinitamente mejores que ustedes. Somos más fuertes. Y este pueblo que se ha recuperado de catástrofes naturales o de experiencias traumáticas como la dictadura no les temerá y los vencerá. No harán historia. Solo serán un penoso recuerdo y terminarán sus días como viejitos lastimosos en la cárcel. No hay mística en su causa. Su bandera no es la de mi Chile.

Ustedes lo reconozcan o no, solo sirven a los poderosos. Son funcionales a los que quieren el retorno del miedo, de la dictadura, de los tiempos oscuros.

Entréguense, abandonen estas ideas idiotas. Si algo bueno queda en ustedes, no sigan amenazando a la gente sencilla. Hagan política si quieren. Presenten propuestas a Chile y discútanlas a cara descubierta. Pero lo dudo. Son cobardes.

Leopoldo Quezada R.